25 de mayo de 2014

Carriacou

Carriacou
Dejamos atrás Pequeño San Vicente y entramos en un nuevo país, Granada. 3 millas separan Pequeño San Vicente de Carriacou, nos dirigimos a la principal población de la isla Hillsborough para hacer el registro de entrada, una amplia bahía en la cara oeste de la isla totalmente resguardada del viento, las aguas oscuras y los pocos barcos fondeados le dan al lugar un aspecto triste y desolado, o seremos nosotros que vemos la cosas de esta manera ya que se acerca el fin de la temporada.

















El único muelle sirve tanto para los ferris como para los pescadores como para dejar la auxiliar en el lateral sur que es el único lugar donde la altura nos permite desembarcar. Los trámites primero hay que hacerlos en las oficinas de Customs y Aduanas que se encuentran junto a la policía en unos bajos frente a la salida del muelle y después hay que pasar por la oficina de la Autoridad Portuaria en el mismo muelle y pasar por caja, nos conceden un mes de estancia.

Visto que el fondeo no nos resulta muy agradable nos trasladamos a un pequeño cayo que se encuentra a una milla, Sandy Island, un bonito islote “full equipe”, arenas blancas, aguas turquesas, palmeras, un buen arrecife y pocos barcos. Aquí nos despedimos de la vida del navegante, de los últimos baños y de las ultimas aguas celestes. 






























Aunque el lugar de fondeo está abierto a barlovento la protección es total debido al arrecife y sobre todo al efecto pantalla de la isla grande, Carriacou. Realizamos nuestro último buceo con tubo de la temporada, aunque la sorpresa que nos esperaba era inimaginable.
Hemos asistido a uno de los mayores espectáculos de vida submarina que hemos visto nunca, una vez en Maldivas asistimos a algo parecido pero no como esta vez. Llegamos aleteando al extremo norte de Sandy Island mientras nos deleitábamos con los fondos de coral, en ese momento se nos hizo de noche aun estando en superficie, un banco gigante de pequeños peces semejante a las anchoas compuesto por miles de millones de pececillos nos rodeó o más bien nosotros nos introducimos dentro de ellos como si fueran un ser vivo, la mancha negra se extendía al menos 100 metros a nuestro alrededor, desde la misma orilla hasta la vertical de los 15metros de profundidad,  esta mancha oscura, era una mancha de vida, aun estando estática se movía de manera armoniosa, agrupandose y estirandose, la visibilidad era de escasamente unos centímetros nos rodeaban por todas partes como si de chapapote se tratase pero aunque nos moviéramos bruscamente jamás nos tocaban siempre había una distancia de  2 o 3 centímetros, increíble la sensación de estar en medio de tal cantidad de vida, estábamos rodeados de varias decenas de toneladas de pescado, sabíamos que si estaban agrupados en este lugar y se movían cada cierto tiempo dando como espasmos era por que tenían que tener depredadores en el flanco débil o sea en la parte de aguas abiertas, Lamentablemente las únicas fotos que conseguimos hacer antes de quedarnos sin bateria no reflejan la realidad.





















decidimos que Estefanía era mejor que retrocediera ya que la sensación además de maravillosa e increíble era agobiante y estresante, por lo que ya estando solo decidí aventurarme al extremo donde suponía que estaban los depredadores ya que diversos pájaros y pelicanos también se estaban dando un festín algunos incluso chocaron conmigo bajo el agua, sabia que era un intruso pero me aventuré, una gran barracuda me dió el primer susto ya que me topé con ella a escasos centímetros de mi cara cuando la nube de pescado se movió, sus enormes dientes y su considerable tamaño de más de metro y medio me empezó a poner nervioso y pensé que lo mismo alguno erraba su ataque y se toparía con mi brazo o  pierna, Lo que vino después fue ya un descontrol y una situación en la que tuve un poco de miedo pero no podía irme…. Varias decenas de bancos de  atunes, palometas y carángidos de todos los tamaños, algunos estarían por encima de los 60 kg cazando en grupo, rozándome y golpeandome mientras cazaban en un frenesí increíble mientras los pelicanos zambulléndose a escasos centímetros de mi, estaba en todo el meollo, estaba donde no debía…..hasta que llegó el momento cumbre y el momento de salir lo antes posible de allí, primero fueron varios tiburones de arrecife medianos muy nerviosos que se mantenían a cierta distancia detrás de los atunes, luego varios Wahoos bastante más grandes que yo y finalmente un pez espada que creo que era un Marlin más grande que la auxiliar y que se estaba dando un festín con algunas palometas de cola amarilla hasta que me vió, dejó de comer y solo trazaba círculos con cara de mala ostia. Era el momento de salir de allí lo más rápido posible pues ya no estaba tapado por la mancha, estaba en aguas abiertas, casi no veía el fondo y tenia sensación de peligro, como siempre pasa en estas ocasiones no iba preparado, ni traje, ni licra, ni mi cámara SeaLife solo con la Gopro, sin batería y apecho descubierto. Las fotos no son mias pero ilustran los tipos de peces y la situación que describo.

















































He pasado un poco de miedo, y mucho estrés pero sabía que era algo único que posiblemente no vuelva a ver en mi vida solo en reportajes del National Geographic. Esto ha sido el colofón a la temporada de navegación en nuestro último buceo y baño en estas aguas.
viernes, 25 de abril de 2014

No hay comentarios:

Publicar un comentario