29 de enero de 2014

Barbuda

 
 
Barbuda
 
El día 17 dejamos Antigua que no nos ha gustado mucho y nos dirigimos al norte, a la desconocida, enigmática y aislada Barbuda. 22 millas separan las dos islas, dos islas que son como la noche y el día. BARBUDA en mayúsculas es fascinante, BARBUDA es el caribe, es la soledad, es naturaleza virgen solo es equiparable en belleza a los atolones de Maldivas.  Entramos por el sur de Barbuda evitando el arrecife Palaster muy extenso y peligroso, las cartas advierten con razón que la zona no esta bien cartografiada como así pudimos observar. Nos adentramos en Spanish Point con Oscar siempre en la proa leyendo los tonos azules para ir guiando el rumbo. Fondeamos en el centro de la bahía donde estaremos nosotros solos durante 3 días sin ver ni un barco ni un alma. Las cabezas de coral que tenemos a escasos metros nos ofrecen una explosión de vida,  Rayas, Águilas, Langostas, Tortugas, intentamos buscar salientes donde poder avistar tiburones pero no tenemos suerte. 






























































































































El día 19 nos cambiamos de bahía, cuando salíamos un grupo de delfines enormes nos acompaña  mientras navegamos a una profundidad de 5 metros, sin palabras.
Entramos en la ensenada de Cocoa Point, una larguísima playa de varios km, de arena blanca, aguas azules de un tono que solo tiene Barbuda, Palmeras y solo 3 barcos fondeados. El extremo de la playa llamado Cocoa Point es un lujosisimo Resort con pista aérea privada, su zona esta vetada para los no clientes pero no importa hay sitio de sobra donde andar, nadar y disfrutar. Aquí volvemos a coincidir con un precioso velero Español con el que llevamos coincidiendo en diversos fondeos desde que llegamos a Antigua, nosotros como vamos de incógnito con bandera Belga pasamos desapercibidos por lo que nos acercamos a saludarlos y conocimos a los gallegos del velero Guayacán, Basilio, Maria y Narciso. 









































El día 20 partimos los dos barcos a la siguiente ensenada, la de Palmetto Point, fondeamos entre el resort Lighthosue y el Barbudas Otutbar en el centro de una larguísima playa de 11 millas de larga, en el sitio conocido como Low Bay, Louis Mouth, justo delante de una parada de Water Taxi.



















Al día siguiente todos los componentes de los dos barcos cogimos un water taxi para atravesar el Lagoon de Codrington, única población de la isla que se encuentra en el interior, 1300 habitantes, un único policía con unos zapatos de charol brillantes, gente amabilísima, sin asfalto, un lugar con una autenticidad muy difícil de encontrar, un solo bar que hace las funciones de ciber y centro social, la oficina de Customs dentro de una casa particular… un lugar genuino. Realizamos los tramites de salida del país en las tres “oficinas” que se distribuyen en lugares opuestos, aunque resulta agradable caminar por sus pequeñas y cortas calles. 















































































































Tras un piscolabis por la tarde en el barco Guayacan con buen vino gallego y una ensalada buenísima  que nos preparó Maria ponemos fin a nuestra estancia en Barbuda. Una isla espectacular, indispensable a quien le guste la naturaleza, la tranquilidad y los espacios abiertos.
Nos vamos con ganas de quedarnos muchos más días aquí, sabemos que será muy difícil volver en un futuro ya que por su ubicación queda fuera de las rutas normales de los navegantes. Antigua y Barbuda son totalmente diferentes la una de la otra pero si algo tienen en común son el color de sus aguas y la escasez de barcos algo que seguro echaremos de menos en un futuro cercano. Barbuda se queda en nuestras retinas y en nuestros corazones para siempre.






















































































 
miércoles, 22 de enero de 2014